martes, 5 de enero de 2021

CURSO PSICOANÁLISIS DE LA ANGUSTIA PROFESORA PILAR IGLESIAS

CURSO
PSICOANÁLISIS DE LA ANGUSTIA


GUÍAS PARA UNA LECTURA DE LA ANGUSTIA

INTRODUCCIÓN
Cuando la pantalla te mira
la idea de la angustia en Kierkegaard
Lo real, la realidad y la temporalidad
el cociente del sujeto y el resto

FREUD LACAN Y LA ANGUSTIA

De la angustia lo siniestro
Función y significación psíquica
Los objetos y la falta de la falta
El corte interior
El objeto "a" en el advenimiento de la angustia
Orgasmo angustia
Historias sádicas, masoquistas, la angustia y el objeto
La mirada y su ojo
La angustia, la voz
Angustia vida y muerte

UN FIN SIN FINAL

Pasaje al acto y acting out
Saber causa conocimiento
La angustia un conato de creación

FUNCIONAMIENTO Y DESARROLLO

1 VEZ POR SEMANA
2 HORAS

EXPOSICIÓN Y TRABAJO DEL TEXTO EN GRUPO
PRESENTACIÓN DE CASO


miércoles, 25 de abril de 2018

En San Carlos de Bariloche se abre un Seminario de tres años en psicoanálisis


PROGRAMA para la FORMACIÓN
 EN PSICOANÁLISIS

Comenzamos a estudiar estos textos por 
La INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS. 
Texto que inaugura el campo del psicoanálisis. Escritura base material de las ciencias y ahí es donde nos muestra y hace a la producción del concepto. Concepto  de Inconsciente, la primera formalización de un aparato psíquico humano con sus  procesos, mecanismos, funciones, avatares.

EPISTEMOLOGÍA
 para leer
Instrumentos de lectura
para la lectura productiva y lectura científica


LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS
8 puntos:  MÉTODO Y TÉCNICA concepto de aparato psíquico 



Curso: 
.        La Interpretación de los sueños
         Psicopatología de la vida cotidiana.
 El chiste y su relación inconsciente.
•       La negación

Curso: 
Tres ensayos para una teoría sexual.
La organización genital infantil.
Teorías sexuales infantiles.
Las pulsiones y sus destinos.
La disolución del complejo de Edipo

Curso: 
Introducción al narcisismo.
Inhibición. Síntoma y angustia.
La represión.
Lo inconsciente.

Curso: 
         Neurosis y psicosis.
         La pérdida de la realidad en la neurosis
          y en  la psicosis.
         La escisión del Yo en el proceso de   
         defensa.
         Las neuropsicosis de defensa

Curso: 
        Algunas consecuencias psíquicas
        de la diferencia sexual anatómica
.       Sobre la sexualidad femenina.
.       La femineidad.

Curso: 
         Más allá del principio del placer.
         El yo y el ello.
         El duelo y la melancolía.
         El problema económico del masoquismo.
          Pegan a un niño.

Curso: 
          Moisés y la religión monoteista.
          Psicología de las masas y análisis del yo.
          Totem y tabú.
          El malestar en la cultura

Curso: 
          Lo siniestro. Lo perecedero.
          Los instintos y sus destinos.
          Lo inconsciente.
          La represión.
          Introducción al narcisismo

Curso: 
         Iniiciación al tratamiento.
         Un ejemplo de labor psicoanalítica
         Consejos al principiante
         Psicoanálisis Silvestre

Curso: 
         Ejemplo de cómo los neuróticos revelan sus 
         fantasías patógenas.
         Los recuerdos encubridores.   .
         Observaciones sobre el amor de transferencia.
         La novela familiar del neurótico.

Curso: 
          Dinámica de la transferencia
          Recuerdo, repetición y elaboración
          Caminos de la terapia psicoanalítica
          Observaciones sobre el amor de transferencia         
          Conferencia 27.

LA ANGUSTIA EN LA TRANSFERENCIA CLASE CURSO Prof Pilar Iglesias




"para comprender la señal de angustia: la función de esta señal no se agota en su Warnung, en su advertencia de tratar de salvarse; es que al cumplir una función, esta señal mantiene la relación con el objeto del deseo. Esta es la clave y el resorte de lo que Freud, en este artículo y en otros lugares, de manera repetida, incisiva, acentúa al distinguir la situación de angustia de la de peligro, Gefahr, y de aquélla de la Hilflosigkeit, el desamparo, la falta de recursos".



Pero vean la forma más radical de neurosis que es la fobia, alrededor de la cual gira todo el discurso de Freud en "Inhibición, Síntoma y Angustia". 
La fobia está hecha para sostener la relación con el deseo bajo la forma de la angustia.
Del mismo modo que la definición acabada de la histeria es a (A




La fobia es el mantenimiento de la relación con el deseo en la angustia, con algo más preciso (no es la relación de angustia por sí sola): es que el lugar del objeto en relación a la angustia es sostenido (véase Juanito) por , el falo simbólico, como aquél que es en las cartas el Joker. Indudablemente se trata del falo, pero este falo puede tomar el lugar de todos los significantes. del padre carente (carent) como padre real (el padre de Juanito) del padre presente (Freud). como padre simbólico invasor. Si todo esto juega, es porque en la fobia existe la posibilidad de sostener la función
faltante(manquante), deficiente, que es aquélla delante de lo cual el sujeto iría a sucumbir, si no surgiera en este lugar la angustia.

Un signo representa algo para alguien, y a falta de saber lo que representa el signo, el
sujeto frente a esta pregunta, cuando aparece el deseo sexual pierde el alguien a quien la
pregunta se dirige, es decir él mismo, y nace la angustia de Juanito.
Aquí se dibuja ese algo que, preparado por el surco de la fractura del sujeto por la
demanda, se instaura en la relación que por un instante vamos a considerar como se
consideró frecuentemente, aislada, del niño y de la madre. La madre de Juanito, al igual
que todas las madres, apelo a todas las madres, como decía el otro(209), diferencia su
posición en esto que ella marca, cuando comienza a aparecer la pequeña agitación, el
pequeño temblor no dudoso del primer despertar de una sexualidad genital como tal en
Juanito: es completamente cochino. Es asqueroso el deseo. Ese deseo del cual no puede
decir qué es. Pero es estrictamente correlativo de un interés no menos dudoso por algo
El psicoanalista no puede dar más que un signo, pues el signo que hay que dar es el signo
de la falta de significante; es el único que no se soporta, porque provoca angustia. Sin
embargo, es el único que hace acceder al otro a lo que es la naturaleza del inconsciente: a
la ciencia sin consciencia, de la cual ustedes comprenderán que Rabeleis dijera que es la
"ruina del alma".

?en la neurosis
obsesiva femenina), citaré: "Al igual que el obsesionado (obssedé) masculino, la mujer
tiene necesidad de identificarse de un modo regresivo con el hombre, para poder liberarse
de las angustias de la primera infancia; pero mientras el primero transforma el objeto de
amor infantil en objeto genital, la mujer abandona ese objeto y tiende a la identificación
heterosexual con la persona del analista, persona asimilada a la de una madre
benovolente. Recaemos en esa pulsión destructora de la que la madre es el objeto".
Si este $ es ese lugar que de tanto en tanto puede estar vacío, a saber, que nada viene
allí a producirse de satisfactorio, en lo que concierne al surgimiento de la imagen
narcisística, podemos concebir que es tal vez a esto a lo que responde la producción de la
señal de angustia.
El artículo de Freud sobre este tema, da todos los elementos para resolverlo.
La señal de angustia se produce sin duda en el nivel del moi. Pero tal vez podemos decir
un poco más respecto a este "en el nivel del moi". Podríamos descomponer esta cuestión,
articularla de una manera más precisa y franquear las puntas en que para Freud la
cuestión llega al impasse.
Demos ahora los pasos que permitirán comprender lo que acabo de decir.
Una cosa está dada: la señal de la angustia se produce en algún lugar que puede ocupar
i(a), el moi imagen del otro, fundamentalmente función del desconocimiento, en tanto que,
si la ocasión se presenta, esta imagen puede allí ser disuelta.

Yo no digo que sea la falta (défaut) de la imagen la que hace surgir la angustia.
La relación especular original, del sujeto con la imagen especular se instala en la reacción
de agresividad. En mi (...) (ver nota)(301) sobre el estadío del espejo, hace tiempo indiqué
que no dejaba de tener relación con la angustia. El camino que corta transversalmente la
reacción de la agresividad consiste en orientarse en la relación temporal.
No hay referencia de la imagen especular al otro como tal; cuando ésta se encarna, hay
relación temporal, tengo (...) (ver nota)(302) de verme semejante a él; a falta de esto,
¿dónde voy a estar?

La relación especular original, del sujeto con la imagen especular se instala en la reacción
de agresividad. En mi (...) (ver nota)(301) sobre el estadío del espejo, hace tiempo indiqué
que no dejaba de tener relación con la angustia. El camino que corta transversalmente la
reacción de la agresividad consiste en orientarse en la relación temporal.

La función de precipitación en lógica, la he tratado en el sofisma, en el problema de los
tres discos. Esta función en la cual el hombre se presta en su semejanza al hombre, no es
la angustia. Para que la angustia se constituya, tiene que haber relación en el nivel del
deseo. Es por eso que hay los llevo de la mano para atrapar este problema de la angustia.
He aquí entonces dónde estaría el analista:en la relación del $ con el deseo, con un objeto
dLa noción de señal en un complejo social, reacción a un peligro, he aquí donde, en el nivel
biológico, ya que existen sociedades observables, esta señal de angustia, el sujeto la
puede recibir en efecto del alter ego, del otro que constituye su moi.el deseo que sea zu verdrängen, para rechazar.
si la angustia se produce tópicamente en el
lugar definido por i(a), es decir, como Freud lo articula, en el lugar del moi, no hay señal de
angustia sino en la medida en que se refiere a un objeto de deseo, objeto que perturba al
yo ideal i(a), que se origina en la imagen especular.
Esto es esencial para comprender la señal de angustia: la función de esta señal no se
agota en su Warnung, en su advertencia de tratar de salvarse; es que al cumplir una
función, esta señal mantiene la relación con el objeto del deseo. Esta es la clave y el
resorte de lo que Freud, en este artículo y en otros lugares, de manera repetida, incisiva,
acentúa al distinguir la situación de angustia de la de peligro, Gefahr, y de aquélla de la
Hilflosigkeit, el desamparo, la falta de recursos.

Pero vean la forma más radical de neurosis que es la fobia, alrededor de la cual gira todo
el discurso de Freud en "Inhibición, Síntoma y Angustia".
La fobia está hecha para sostener la relación con el deseo bajo la forma de la angustia.
Del mismo modo que la definición acabada de la histeria es
a (A
------
- ?
Es decir la metáfora

Pero vean la forma más radical de neurosis que es la fobia, alrededor de la cual gira todo
el discurso de Freud en "Inhibición, Síntoma y Angustia".
La fobia está hecha para sostener la relación con el deseo bajo la forma de la angustia.
Del mismo modo que la definición acabada de la histeria es
a (A
------
- ?
Es decir la metáfora en el punto del otro en que el

Es decir la metáfora en el punto del otro en que el sujeto se vive como castrado,
confrontado al A (Dora, es por intermedio del Sr. K. que desea; no es a él a quien ella
ama, es a través de él que ella se dirige hacia aquélla a quien ama, la Sra. K.).
La fobia es el mantenimiento de la relación con el deseo en la angustia, con algo más
preciso (no es la relación de angustia por sí sola): es que el lugar del objeto en relación a
la angustia es sostenido (véase Juanito) por , el falo simbólico, como aquél que es en las
cartas el Joker. Indudablemente se trata del falo, pero este falo puede tomar el lugar de
todos los significantes.
del padre carente (carent) como padre real (el padre de Juanito)
del padre presente (Freud). como padre simbólico invasor.
Si todo esto juega, es porque en la fobia existe la posibilidad de sostener la función
faltante(manquante), deficiente, que es aquélla delante de lo cual el sujeto iría a sucumbir,
si no surgiera en este lugar la angustia.
Si la función de señal de la angustia nos advierte algo muy importante en clínica
psicoanalítica, es que la angustia a la cual vuestros sujetos están librados no es para
nada, como se les enseña, una angustia cuya única fuente fuera un término sólo para él;
lo propio del neurótico es ser un vaso comunicante (A. Breton).
La angustia con la que tiene que ver vuestro neurótico, la angustia como energía, es una
angustia que acostumbra ir a buscar a paladas, a derecha e izquierda, en tales o cuales de
los A (Otros) con los cuales él tiene que ver; es tan utilizable como la que es de su
cosecha. Ténganlo en cuenta en la economía de un análisis, de lo contrario se romperán la
cabeza para saber de dónde viene este informe de la angustia en el momento en que
menos se lo esperan; existe la angustia de los vecinos, y con eso se les ha dado
advertencias que no les advierten gran cosa. Porque la cuestión consiste en saber lo que
esta advertencía implica, a saber, que vuestra angustia, la de ustedes, no debe entrar en
juego; que el análisis debe ser aséptico con respecto a vuestra angustia; ¿qué puede
querer decir esto en el plano sincrónico, esto que no permite el campo de la diacronía, a
saber, que vuestra angustia ya la han gestado en gran medida en un análisis anterior, lo
que es demasiado fácil y no resuelve nada?
Lo que hay que saber es en qué estatuto deben estar ustedes con respecto a vuestro
deseo para que no surja en ustedes la señal, la energía de angustia. Si surge, irá a
volcarse en la economía de vuestro sujeto, y esto, a medida que está más avanzado en el
análisis, ya que es a nivel de ese A que ustedes son para él, que buscará la vía de sus
deseo.
Tal es el estatuto del analista en la sincronía concerniente a la angustia.
Para rizar este rizo que hace intervenir la función del Otro como posibilidad de surgimiento,
como señal, ustedes ven que la referencia a la manada, en tanto esta señal se ejerce en el
interior de una comunicación imaginaria, es necesaria, ya que si la angustia es una señal,
puede venir a través del otro; sin embargo no se agota en el enemigo de la manada, pues
lo que distingue al sujeto humano del sujeto animal, es que, para cada sujeto, el enemigo
de la manada es él.
Encontramos aquí lo que Freud articula al hablar del peligro interno. Encontramos también
lo que siempre encontramos en el hambre, este peligro interno al sujeto es el mismo en el
nivel de lo colectivo, este peligro interno al sujeto es el mismo en el nivel de la manada, en
tanto el deseo viene a emerger para colmar la falta de certeza de garantía, a lo que el
sujeto está confrontado en relación a lo que le importa, en tanto que no es solamente un
animal de manada —tal vez lo sea, pero esta relación está gravemente perturbada al estar
englobada en los niveles individual y colectivo en la relación al significante.
El animal que escapa es la manada, desde que ha recibido el signo del guardián de la
manada.
El hombre es el sujeto de la falta en ser (manque à être) surgido de una cierta relación al
discurso, y esta falta en ser no puede colmarla más que por esta acción que tan
fácilmente, quizás radicalmente siempre, toma el carácter de huida anticipada.
Pero justamente, fundamentalmente, esta acción no ordena para nada a la manada; esto
no juega en el plano de la coherencia ni de la defensa colectiva; su manada no se
acomoda para nada a su acción. Y no solamente la manada, la realidad tampoco: siendo
la Realidad (no lo Real) la suma de las certezas acumuladas por la adición de una serie de
acciones anteriores, siendo la nueva siempre malvenida: a saber, este levantamiento(303)
de angustia cada vez que se trata de un deseo del sujeto.
Si el análisis no ha servido para hacer comprender

No consiste la fecunda Versagung del analista en negarle al sujeto su propia angustia, la
del analista, en dejar desnudo el lugar donde por naturaleza está como Otro, llamado a dar
la señal de la angustia?
Veremos allí perfilarse ese algo que les indiqué la última vez, al decirles que el puro lugar
del analista, en tanto lo podríamos definir en el fantasma, sería el lugar del puro deseante
(erastés): es ese algún lugar donde se produce siempre la función del deseante, a saber,
venir al lugar del erómenon, ya que es para eso que les hice recorrer el desmenuzamiento
del Banquete y de la teoría del amor.
Que algún sujeto pueda ocupar el lugar del puro deseante, abstraerse, escamotearse él
mismo en la relación con el otro, de cualquier suposición de ser deseable, esto que les
estoy diciendo lo materializan las respuestas de Sócrates.
Porque si hay algo que es significado por el episodio con Alcibíades, es esto; por un lado,
Sócrates afirma no conocer nada que no sean las cosas del amor, que todo lo que se nos
dice de él es que es un deseante al que nada detiene; y, cuando se trata de mostrarse en
la posición del deseado, a saber, en la agresión pública, descontrolada, ebria, de
Alcibíades, ya no queda nadie. Esto ilustra aquello de que les hablo, esto tiene un sentido
encarnado en algún lado, porque no solamente a mí Sócrates se me aparece como un
enigma humano, un caso como nunca se ha visto; ¿cómo estaba fabricado este tipo (type)
y por qué armó lío por todos lados, con sólo contar pequeñas historias de todos los días?
Este lugar del deseante hace eco con el lugar del orante en la plegaria. Porque también en
la plegaria, el orante se ve orando.
Príamo, el orante tipo, reclama a Aquiles el cuerpo del último de sus hijos, de los cuales no
conoce la cantidad; tenía cincuenta; a este Héctor, él le tiene apego. ¿Que le dice a
Aquiles? No habla mucho de Héctor, por varias razones; porque no es fácil hablar de ello
en el estado en que se encuentra en ese momento y, cada vez que se trata del Héctor
viviente, Aquiles se pone furioso y, a pesar de que su madre Tétis le haya dicho que lo
entregue, por un pelo no lo entregó.
El sólo hecho de que Príamo esté en función de orante no le hace hacer mucha psicología,
va a presentificar al orante en su presencia misma. Príamo hace llevar su plegaria y
desdobla ese personaje orante que él es, de otro que se inscribe en su plegaria, a saber
Peleo, ausente, el padre de Aquiles.
.Es necesario que esta plegaria pase por algo que no es ni siquiera la invocación del padre
de Aquiles; le traza la figura de un padre que tiene un hijo que no es el último venido,
Aquiles aquí presente. Es lo que aporta en toda plegaria el lugar del orante en el interior
mismo de la Demanda de aquél que ora.
El deseante, no es lo mismo: en tanto que tal, no puede decir nada de sí mismo sin
abolirse como deseante. Porque es lo que define el lugar puro del sujeto en tanto que
deseante: de toda tentativa de articularse no sale nada más que síncopa del lenguaje,
impotencia de decir, porque desde que dice, no es nada más que mendigo, pasa al
registro de la Demanda, y es otra cosa.
En esta respuesta al otro que constituye el análisis, esto constituye el lugar del analista.
Para terminar con una fórmula en impasse, que rice los elementos de los cuales he
dibujado el recorrido:
Si la angustia es esta relación de sostén del deseo allí donde el objeto falta (manque),
encontramos esta cosa de la que tenemos experiencia y es que, para revertir la fórmula, el
deseo es un remedio a la angustia, y el neurótico sabe de eso mucho más que ustedes.
El apoyo encontrado en el deseo, por más incómodo que sea con toda su trama de
culpabilidad, de todas maneras es algo más cómodo que la posición de angustia. De
manera que para alguien experimentado —el analista— es conveniente tener siempre a su
alcance un pequeño deseo bien dotado, para no estar expuesto a poner un poco en el
análisis un (...) (ver nota(304)) de angustia, que no sería oportuno ni bienvenido.
¿Los estoy conduciendo hacia esto? Seguro que no, es una manera sencilla de marcar las
paredes del pasillo con la mano.
La cuestión no es lo conveniente del deseo; es una cierta relación con el deseo que no
sea sostenida a largo plazo.
Esto nos lleva a volver sobre la distinción de la relación del sujeto con el Yo Ideal y con el
Ideal del Yo.
Esto es esencialmente para orientarnos en la tópica variada del deseo; la función del
einziger Zug, de aquélla que diferencia fundamentalmente al Ideal del Yo, de manera tal
que solamente desde allí pueda definirse la función narcisista, es lo que explicaré en
nuestro próximo encuentro, bajo la introducción de la fórmula de Píndaro:
— Sueño de la sombra — el hombre — (IX)
Esta relación entre el sueño y la sombra, entre lo simbólico y lo imaginario, es esto
alrededor de lo cual haré girar nuestra propuesta decisiva.

La identificación seminario 9

la angustia, si se produce, no es nunca ante la desaparición del deseo, sino del
objeto que disimula, de la verdad del deseo, o aún si ustedes quieren de lo que no

sabemos del deseo del Otro. Toda

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